Esta vivienda pasiva y bioclimática se ha diseñado para una pareja con un niño, y trata de resolver el difícil reto de una parcela orientada a norte con el objetivo de crear un espacio vividero confortable y sano, con poco consumo energético. Para ello se ha realizado un estudio de soleamiento, un análisis energético y se han incorporado soluciones bioclimáticas, recurriendo siempre de lo posible a materiales naturales o de bajo impacto medioambiental.
La parcela: el reto de una orientación a norte en una vivienda pasiva
Ya se sabe que una buena orientación en nuestro clima mediterráneo siempre se consigue hacia el sur o sureste. Pero cuando la parcela en la que debes trabajar presenta en esa dirección una medianera y además los retranqueos obligan a desarrollar la casa hacia ese lado, ciertamente la solución está complicada y conseguir soleamiento será todo un reto. Para añadir algo más de dificultad la parcela hace esquina y si la fachada principal da a norte la segunda da a poniente, orientación que hay que evitar por ser calurosa en verano y fría en invierno.
Sin duda uno de los condicionantes de diseño de cualquier casa pasiva es la orientación. Con estas condiciones la vivienda busca desarrollar su espacio principal, el salón-comedor hacia levante, la zona más privada de la parcela y de donde se puede obtener soleamiento durante la mañana y el mediodía. Junto al salón, en planta baja, se ubica un estudio de trabajo. En la planta superior se ubican dos dormitorios que disfrutan de sendas terrazas sobre cubiertas ajardinadas.
Exterior-interior
En el Mediterráneo tradicionalmente se ha hecho un uso de los espacios exteriores como parte de la casa, algo que permite nuestro clima benigno. Así en nuestra arquitectura encontramos tradicionalmente terrazas, patios, porches, umbrales. Con esta filosofía la casa pasiva genera rincones que permitan por un lado encontrar diferentes intensidades de luz y por tanto cualificar el interior, pero también participar de los espacios exteriores con generosas vistas al jardín y la piscina.
Estrategias bioclimáticas para una arquitectura pasiva
El objetivo es crear unos espacios interiores confortables térmicamente con bajo consumo energético. Para ello recurrimos a estrategias bioclimáticas para que la casa funcione de manera pasiva sin necesidad de recurrir a instalaciones gran parte del año.
En concreto esta vivienda pasiva incluye las siguientes medidas:
– SATE:
Las fachadas de la casa se resuelve con un Sistema de Aislamiento Térmico Exterior (SATE), en concreto usando tableros de corcho natural. Esta solución garantiza la eliminación de todos los puentes térmicos creando una envolvente térmica continua y muy eficaz.
– Cubiertas ajardinadas:
Por un lado restituyen la superficie verde que la casa ha sustraído al terreno original, compensando el sumidero de CO2 que ésta generaba, y por otro aporta un colchón térmico a la cubierta, que no olvidemos es la superficie por la que mayor energía pierde y ganar una casa, especialmente sensible en verano en el sur de España.
– «Efecto botijo» para refrescar en verano:
Gracias al sistema de riego por goteo la cubierta estará húmeda y en verano conseguirá un efecto de refrescamiento mediante la evapotranspiración.
– Combinación de inercia y aislamiento:
El uso de bloques cerámicos de 25 cm de espesor con gran capacidad aislante permite tener una envolvente muy eficaz gracias a su inercia, es decir, la capacidad de amortiguar los saltos térmicos, alto muy importante especialmente en verano para aprovechar el refrescamiento nocturno.
– Ventilación natural:
La conformación arquitectónica de la casa, con entrantes y rincones, y la ubicación de huecos estratégicamente localizados permite la ventilación cruzada natural, algo muy práctico en zonas costeras como la nuestra.
– Carpintería de madera y vidrios eficientes:
El material que mejor funciona para evitar puentes térmicos en ventanas y puertas exteriores es la madera, además es un material natural que aporta calidez a la casa. Los vidrios son de doble acristalamiento y bajo emisivos. No es necesario que estos vidrios sean de control solar, porque precisamente esta casa no tiene un problema de efecto invernadero.
– Uso de aislamientos naturales:
Los aislamientos procedentes de derivados del petróleo (poliestirenos, poliuretanos, etc), aparte del peligro que suponen en caso de incendio por los gases tóxicos que emiten, no son tan eficaces para el calor como los de origen natural.
Con todas estas estrategias al final la calificación energética conseguida es la más alta, clase A.
Protección solar: la solución tradicional de la contraventana
La protección solar, pero también la intimidad y la seguridad, la conseguimos con unas contraventanas tipo mallorquinas. Están formadas por marcos de aluminio que permiten una apertura tipo biombo, y unas lamas de madera orientables que ayudan a filtrar la radiación solar y también aportar privacidad a los espacios interiores, creando a su vez un ambiente agradable con luz y sombras tamizadas por esas lamas.
Por otro lado los lucernarios se resuelven con unas claraboyas practicables que permiten ventilar evacuando calor en verano, y también incluyen una cortinilla automatizada que filtra la radiación cenital cuando no se necesita.
Materiales naturales: una apuesta por arquitectura sana
En Ecoproyecta nos gusta hacer uso de materiales naturales en la medida de lo posible, en parte porque suelen implicar un menor coste energético en su fabricación, pero también porque son biodegradables y su ciclo de vida es sostenible, y finalmente porque ayudan a conformar ambientes sanos sin componentes tóxicos.
En este caso la casa se construye con aislamientos térmicos naturales, como corcho natural en el exterior y mantas de algodón reciclado en la cámara interior. También se hace uso de pinturas minerales, no plásticas, de carpintería de madera con tratamientos naturales en ventanas y mobiliario interior.
Luego hay otras soluciones que inevitablemente usan materiales artificiales, pero buscamos variables con menor impacto medioambiental. Por ejemplo, en el hormigón utilizamos áridos reciclados, y en los conductos de fontanería evitamos PVC y cambio utilizamos polietileno.
Paisajismo y gestión de agua: reutilización
Esta vivienda pasiva está rodeada de un jardín diseñado por nuestra colaboradora, la paisajista Paloma Ferrer, en donde irán plantadas especies fundamentalmente autóctonas pensadas para crear un ambiente mediterráneo, fresco y saludable. Además la vegetación está pensada para interactuar con la arquitectura, dando sombra en poniente en verano o introduciéndose dentro de la propia casa, rompiendo así la barrera del dentro-fuera.
El agua empleada para el riego provendrá de un depósito enterrado que recoge el agua de las cubiertas. El depósito de esta vivienda pasiva se ha dimensionado para que pueda aguantar dos meses de sequía sin lluvia.
Proyecto: Vivienda unifamiliar pasiva y bioclimática
Ubicación: Santiago de la Ribera (Murcia)
Superficie: 170 m2 construidos
Fases completadas: Proyecto básico y de ejecución
Promotor: Privado
Año de construcción: 2020/2021
Equipo:
Arquitectura: Ecoproyecta
Aparejador: Jesús Miranda
Ingeniería de estructura: Estructurando
Paisaje y jardinería: Paloma Ferrer
Iluminación: Luz Mixtura
Construcción: Kore Contratas
Fotografía: David Frutos y Juan Miguel Galera
Publicaciones:
ArchDaily
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